Alimentación

Una segunda vida para los residuos vegetales agrícolas

An earth with a house and a recycling symbol on it.

Cada día generamos en casa un montón de residuos, muchos de ellos de origen vegetal. La mayoría pueden tener una segunda vida útil  y, de ese modo, favorecer el medio ambiente si los reciclamos adecuadamente. En el Blog de Bayer ya os dimos algunas recomendaciones para evitar desperdiciar comida, y ahora os contamos diferentes formas de reutilizar los restos generados en nuestros hogares. Veamos algunas de ellas:

 

Por ejemplo, podemos generar compostaje doméstico, en nuestro jardín o terraza a partir de pequeñas cantidades de residuos (hierbas, cáscaras de frutas, restos de verduras, césped, restos de poda, etc). Estos residuos se colocan en capas y se va volteando y humedeciendo cada 15 días. En 4 meses aproximadamente tendremos un inmejorable abono para nuestras plantas.

 

Una forma sencilla de reciclar los residuos que generamos en nuestro día a día es acudir al contenedor gris más cercano. En él se deben depositar sustancias de origen vegetal y/o animal como restos de carne, pescado y fruta, posos de café, cáscaras de huevos o restos de jardinería. Estos residuos, susceptibles de degradarse biológicamente, son llevados a los ecoparques donde se convierten en compost y biogás.

 

El agricultor también recicla

Los residuos generados en el entorno natural también pueden ser gestionados de distintas formas para darles una segunda vida y contribuir a la protección del medio ambiente.

 

Una de las opciones más utilizada es el empleo de restos vegetales, junto con otros residuos como el estiércol, también para compostaje, pero en este caso ya a un nivel más profesional. Entre las ventajas de esta posibilidad se encuentran el enriquecimiento del suelo o el aumento de su capacidad de retención del agua.

 

Siguiendo con los cultivos agrícolas, otra forma de aprovechar estos residuos es el llamado acolchado, consistente en dejar los cultivos directamente en el terreno para que estos actúen como una capa protectora del suelo.

 

Otra práctica habitual es la elaboración de alimentos para animales a partir de ciertos restos de cultivo. Este método, que no precisa de transformación previa, depende de varios factores, entre los que figura la existencia o no de una relación directa entre agricultores y ganaderos, el tipo de cultivo y, en especial, de la proximidad geográfica y social entre la cabaña ganadera y los restos vegetales.

 

Al hilo de lo anterior, cabe hablar del ensilaje, un proceso de fermentación controlada que se emplea sobre todo como método de conservación de material vegetal para la alimentación animal. Estos materiales ensilados -que pueden realizarse a partir de productos y restos como cereales, leguminosas, paja etc.-, suelen constituir una parte de la dieta animal. Entre sus ventajas figura la escasa necesidad de uso de tecnología y energía, ya que el ensilado suele realizarse in situ dentro de las propias explotaciones que han generado los restos.

 

En definitiva, un amplio abanico de alternativas que demuestran cómo la actividad agrícola puede seguir beneficiando al medioambiente y al sector primario, incluso después de la cosecha.

 

Autor: Bayer

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